Madrid, 16 de noviembre de 2026
Últimamente, quizá porque no hay motivos, vamos allegro leggiero, scherzando, y así, un poco teatralmente, cenamos fabada asturiana con filete tártaro a medianoche en el Paraguas, y ordenamos champaña en el mediodía escuchando los violines de Bach y a Ysaÿe, y nos levantamos tarde y desayunamos suizos en Mallorca, más to see que to be seen, la verdad, y yo leo la Monarchia del Dante —el prime de nuestra inteligencia solo puede alcanzarse colectivamente, y para ello necesitamos paz entre los hombres, que solo puede garantizarnos el Emperador, cuya toga púrpura ha tejido Dios— y nos consolamos con que, el mundo allí dentro puede ser más o menos bueno, eso se lo dejo a otros, pero esto que ahora viene me lo dejo a mí: es definitivamente peor, allá afuera.