(xxix)

(Monsieur Espada, le dernier républicain) «Un español no puede pagar (ni recibir) un 11 por ciento menos que otro español. Eso es, justamente, lo que distingue a un español, o un francés o un italiano, de un europeo: y la principal razón por la que ser europeo es, todavía, una aspiración […] Ser andaluz, catalán, gallego o madrileño siempre fue el vínculo entre un hombre y su tierra. Las raíces, ya ves qué cosa: menos mal que la gruesa suela de mis gucci impide que me ensucie el barro. Ser español, en cambio, fue siempre un vínculo entre hombres. Ahora, en esta época de grandes rebajas, se nos pide que dejemos de serlo. Ayer para ser catalanes. Y hoy para ser madrileños. Por sus irresistibles descuentos».

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